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Mi DNI dice que soy Victoria Ruiz Guiñazú... pero en realidad, para mis amigos y para mi familia soy y elijo ser simplemente Vicky. Me recibí a los veintipocos de Diseñadora de Indumentaria y Textil en la Universidad de Buenos Aires.

Después hice un curso de calzado, también en la UBA, y aunque la vida me fue llevando y gastándome las suelas por distintos caminos, hoy sigo eligiendo esa pasión y esa adrenalina que me genera diseñar y ver que mis zapatos toman rumbos diferentes. 

Trabajé muchos años en producto en diferentes marcas de ropa, y en algunas también diseñaba los zapatos. 

Cuando nació mi primer hijo, yo asesoraba tres marcas, y trabajaba mil horas. Pero en ese momento elegí ser mamá 100 al %. Con el tiempo llegaron dos hijos más, y la diseñadora se tomó un descanso. Pero fue solo un hasta luego, porque cuando los chicos crecieron un poco, el destino me topó con una fábrica de calzado cerca de casa.

Trabajaba muy bien... pero no me gustaban los diseños.Y entonces empecé a divertirme cambiando bases, colores y combinaciones. Una cosa llevó a la otra y ya desde hace cuatro años me sigo capacitando en moldería y armado para entender realmente el alma del producto, y crear lo que se me ocurra sin limitaciones. 

Pocas cosas me dan tanta libertad como saber yo misma los procedimientos, hacer surgir zapatos sobre la horma, probarlos y -si resulta- mandarlos a una mini producción, porque mis modelos son de edición limitada. Tengo la suerte de trabajar con un equipo que es puro oficio, un grupo de personas increíble que me acompaña en este emprendimiento.

Y gracias al esfuerzo de ellos, pudimos ponernos de pie y no parar en esta realidad tan cambiante y a veces tan adversa para los diseñadores. 

Hoy tenemos para ofrecer productos de excelente calidad a buen precio, con diseño, con identidad y con corazón. 

Nuestra ropa dice quiénes somos y nuestros zapatos, también. 

En Lodevicky podés tener los tuyos en otro color, pedir algún talle más grande o mas chico. Acá se puede... ¿sabés por qué? Porque, como una diseñadora que ha gastado ya varios zapatos, me gusta imaginar que a mis clientas les preguntan "¿De dónde son tus zapatos?". Y más todavía, me gusta imaginar su respuesta:  "¿Estas bombas? De LodeVicky".